miércoles, 16 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe-7

 Sao Tomé y Principe-7

Viernes 10 de junio de 2022

Recorrer la isla de Principe, exceptuando la capital San Antonio y sus alrededores, es muy complicado y caro. Se pueden alquilar moto-taxi, pero los caminos son terroríficos y no hay señalizaciones de donde están los lugares de interés. Alquilar un coche cuesta 50 euros al día, en SaoTomé solo 35. Como conducir en estos lugares es muy estresante decidimos alquilarlo con conductor por 15 euros más. No nos arrepentimos, no hubiésemos visto todo lo que vimos, es decir los sitios más emblemáticos.




El día ha siso intenso y Vado,nuestro conductor , se lo ha currado. Fuimos en primer lugar a playa Boi, atravesando caminos embarrados entre la selva con enormes árboles óka,trepadoras,aráceas,palmeras… Allí no quisimos bañarnos. No había nadie en esta playa paradisiaca . A continuación, llegamos al mirador de playa Banana con unas vistas impresionantes.





Luego bajamos a playa Banana por un camino con mucha pendiente y complicado donde esta vez sí nos bañamos. Había otros tres visitantes más. La playa era alucinante, aunque la que descubrimos en playa Jalé no tenía nada que envidiarle.




Después de descansar y bañarnos durante una hora partimos hasta la Roca de Belo Monte convertida en hotel con vista insuperables, cuidados jardines, una piscina enmarcada con la selva y un museo muy completo que te da una visión de la naturaleza, etnología y otros muchos aspectos de la isla.

En las estancias de la Roca se respiraba el aire colonial y un cuidado gusto estético.






Luego nos llevó por una carretera adoquinada hasta la Roca Sandy convertida en lujoso hotel y fábrica de chocolate artesanal y de especias. Allí probamos el chocolate del 60%, del 70% y del 80% . El chocolate a pesar de la buena materia prima no era una delicia precisamente. Las Rocas son pequeñas aldeas con sus propia escuela, hospital y casas para los empleados.






Bajamos a comer a san Antonio a un lugar que conocía Vado y como siempre comimos pescado, arroz y plátano frito. Había también carne de cerdo, pero viendo el estado de salud de los que veíamos dejaba mucho que desear, habíamos decidido no comer carne.

Tras la comida fuimos a conocer el sur de la isla, paramos en la casa de Vado que vivía en medio del campo en unas condiciones muy básicas. Estaban solo su hijo pequeño con otros niños la mujer había bajado al arroyo a lavar con la pequeña. Alucinamos cuando la vimos subir la cuesta tan cargada como iba.



Visitamos a continuación playa Abady, playa Salgara donde había un poblado de pescadores con muchas barcas en la orilla.



Luego visitamos un mirador desde donde se divisaba el comienzo de la zona reserva de la Biosfera donde el acceso es restringido. En este lugar se respiraba una gran calma y se veían algunos islotes a lo lejos.



Fuimos al Quintal Nova Estella y por último a la Roca Porto Real, donde nos sorprendió el antiguo hospital abandonado hace unos 15 años y devorado totalmente por la vegetación tropical. Hicimos un montón de fotos porque era un lugar muy sugerente.




Nos tomamos unas cervezas y allí finalizo nuestro intenso día de excursión.

Nos duchamos y dimos un largo paseo por el rio, el cementerio y el mercado. Regresamos bordeando el rio para recorrer al atardecer las calles que ya nos resultaban familiares. Con la luz del atardecer los colores de los edificios castigados por el tiempo y la humedad recordaban pinturas no figurativas y nos recordaban mucho a la Habana.





 Cenamos en el hotel, Hubo una breve tormenta con truenos incluidos.











martes, 15 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe-6

 Sao Tomé y Principe-6

Jueves 9 de junio de 2022

A las 7,30 nos recogió el taxista para llevarnos al aeropuerto por 5 euros. Ese día como no nos daba tiempo desayunar en el hotel el día anterior habíamos comprado algunas cosillas para el desayuno.

El aeropuerto es minúsculo y sin apenas movimiento por lo que la facturación y el embarque son simples y rápidos. Permitían 15 kilos por persona mas 5 de la mochila. La sala de espera es muy pequeña con un pequeño bar y una tienda que estaban cerradas.

A las nueve menos algo la azafata abrió la puerta que comunicaba con las pistas y fuimos andando por la pista hasta la avioneta, en total 18 pasajeros.





Los pilotos eran rusos y mayores ,en 35 minutos aterrizamos en Principe. Estábamos sentados justo detrás de los pilotos, por lo que vimos perfectamente el despegue y el aterrizaje. Al aterrizar nos preocupamos un poco porque veíamos que la avioneta bajaba y solo se veía selva hasta que de repente apareció la pequeña pista.

El edificio del aeropuerto era la mínima expresión. Nos obligaron a lavarnos las manos al llegar y el equipaje lo trajeron en un carrito y cada uno cogió lo suyo.

Nos recogió un taxi por 10 euros que nos llevó hasta el Residencial Principe. Un lugar muy básico y humilde, eso si muy limpio y con una buena ubicación, pero en esta pequeña isla hay hoteles lujosos muy caros o básicos y baratos. Tiene un área de 136 km² y una población de 8000 personas. Su altura máxima es el pico de Príncipe (948 m), localizado al sur de la isla, y que forma parte del área forestal del parque natural Obo.




Una vez acomodados cruzamos el puente hacia el centro de la ciudad. Cada lugar tiene su carácter y su estilo propio y nada más aterrizar esta isla se ve mas verde y con más nivel. Todo está más limpio y cuidado y su gente se ve más tranquila. Nos encantó desde el principio. San Antonio la capital solo tiene 1200 habitantes. Es la capital más pequeña del mundo. 

La gente muy tranquila y amable te saludaba al cruzarse contigo. Había edificios coloniales descuidados, pero en mejor estado que los de sao Tomé y con colores vivos.

Llegamos a una pequeña bahía donde desembocaba el pequeño río que atraviesa la ciudad. Vi muchas mariposas, saltarines del fango, cangrejos de los cocoteros y un martín pescador.




Fuimos bordeando la bahía entre casa muy humildes donde nos cruzábamos con gente sonriente que reparaba sus barcos o lacaba en los pequeños arroyos. Regresamos a las doce, hora en que salían los niños de los colegios y al igual que en Sao Tomé hay una población menor de edad muy abundante.






En un lugar limpio y muy amplio nos tomamos unas cervezas y una tapa de ensalada de pulpo deliciosa. Había unos adolescentes con uniforme escolar muy educados con sus móviles que compartían todo lo que compraban en el local.

Seguimos callejeando por sus calles y es como si hubiésemos tenido una regresión en el tiempo de 50 años, sus peluquerías, sus tiendas el tipo de vida en la calle.

Visitamos el mercado que era muy pobre y desabastecido. Compramos algo de fruta.


 




Decidimos comer en el Almacén donde nos habíamos tomado la tapa de pulpo. Pedimos entre otras cosas pulpo a la brasa y todo estaba delicioso y con una presentación de nivel. Las setas con beicon también estaban ricas. Tras la comida continuamos recorriendo lo poco que nos quedaba por ver y fuimos a echar una siesta.











Tras la siesta y antes que oscureciera seguimos la calle del residencial hacia el monte y terminamos en una selva donde bandadas de yacos nos sobrevolaban dando gritos, se recogen al atardecer y van a dormir en grandes árboles en grupos numerosos.





Yaco (Psittacus erithacus)

Vimos enormes árboles, los caladiums y alocasias crecían por todas partes.

Luego seguimos el camino que bordeaba el río y llegamos lejos. No nos cansábamos de ver tanta vegetación: diefenbachias,helechos, calateas…

Compramos algo para la cena en la tienda frente al residencial. Allí descubrí que hay yogures que no necesitan conservación en frío.

Dimos un último paseo por el pueblo para verlo de noche. Ambiente cero.Iluminación escasa ósea a dormir.