lunes, 14 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe -5

 Sao Tomé y Principe -5





Miércoles 8 de junio de 2022.

Hoy tocaba regresar a Sao Tomé capital y al menos esta vez sabíamos a qué atenernos y conocíamos los tramos peores. Se hizo mucho más llevadero, además no teníamos ninguna prisa.






En un tramo nos encontramos con la carretera cortada por unos árboles que habían talado y tuvimos que esperar a que los retiraran. La vegetación en el sur de la isla es lujuriosa y hay una lucha continua por que la selva no se adentre en la carretera.




Parábamos siempre que nos apetecía y podíamos. Uno de los sitios que más nos gustó fue en Pesquería Ribeira Peixe, donde nos tomamos un refresco en un chiringuito con magníficas vistas a las cataratas










Estábamos un poco preocupados por el piquete del cristal de la luna delantera. Yo estaba seguro que nosotros no se lo habíamos hecho y lo tenía desde el principio ,pero como Jose no nos había dicho nada dudábamos si tendríamos problemas en la entrega. Llegamos a Agua Leve residencial sobre las doce que es la hora en que teníamos que entregar el coche. La recepcionista no tenía ni idea de nada ni de nuestra reserva y nos dio la llave de la misma habitación que la vez anterior, pero al entrar estaba sin hacer y nos la cambió por otra que era de calidad superior mucho más grande y con sofá de cuero incluido. Nada es perfecto me quedé encerrado en el baño porque el picaporte estaba roto. En esta isla el mantenimiento brilla por su ausencia. Jose nos dijo que no podría venir a recoger el coche hasta las cinco. Teníamos ganas de comer algo diferente a pescado con arroz, así que decidimos ir con el coche a Papá Figo para comer y nos pedimos unos tagliateles con langostino que nos supieron a gloria, realmente deliciosos con especias de la isla incluidas ramas de un árbol troceadas. De los mejores que hemos comido.

La comida, aunque poco variada hasta esta altura del viaje ha sido riquísima en todos los sitios que hemos comido. Paramos de camino de regreso en superkado para comprar algo para la cena. Siesta y por la tarde bajamos dando un rodeo por la zona del hospital que Miguel no conocía hasta el centro donde nos tomamos una cerveza. La temperatura era agradable por la tarde antes de oscurecer no hacía tanto calor. No paraban de salir alumnos de todas las edades niños y adolescentes. El 40% de la población es menor de edad. Observamos que había aumentado el uso de mascarillas en pocos días. Los socavones de la acera del paseo marítimo son peligrosísimos si no los ves puedes entrar entero si te caes en uno de ellos.



 Regresamos al hotel mientras oscurecía y preparamos el equipaje para ir a Príncipe. Decidimos llevar una maleta de 15 kilos más las mochilas y dejar el resto de equipaje en la recepción. Lo recogeríamos a la vuelta.

Con la entrega del coche no tuvimos problema, el piquete lo tenía al entregarnos el coche. Aquí alquilar un coche es muy primitivo no te piden nada, das el dinero y te dan las llaves. Quedó en llevarnos un coche al aeropuerto cuando regresáramos de Príncipe. Ya lo tendríamos hasta el final del viaje y lo entregaríamos en el aeropuerto.

Reservamos un taxi para que nos llevara al día siguiente al aeropuerto.





domingo, 13 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe-4

 Sao Tomé y Principe-4

Martes 7 de junio de 2022

Como habíamos previsto nos tomaríamos el día en plan relajado y conocer el entorno cercano a nuestra cabaña y hacer fotos.

En mis paseos matutinos había descubierto un camino paralelo a la playa que atravesaba cultivos de palma de aceite que pintaba bien, así que después del desayuno frente al mar cogimos nuestros arreos de playa y cogimos este camino saliendo del aparcamiento a la izquierda y andando y andando llegamos a playa Vanha. Por el camino un todoterreno paró para preguntarnos donde íbamos y si necesitábamos algo. Luego nos enteramos de que es un ciudadano francés que lleva años viviendo en la isla y que ha montado un alojamiento alternativo donde fabrica productos alimenticios alternativos y ecológicos. También destila ginebra.





Cuanto te acercas a sus terrenos se ve gran cantidad de frutos y plantas ornamentales tropicales sobre todo heliconias.

Llegamos a la playa que tenía difícil acceso, había un intento de escalera de bajada sin acabar y el último tramo era complicado, pero mereció la pena. La playa estaba en una bahía tranquila de aguas cálidas y cristalinas con vegetación salvaje sin adulterar por el hombre, de hecho los almendros indios se adentraban en el mar, pudiendo estar bañándote a sus sombra y las hojas crecían desde la base de los árboles sin que nadie las comiera ni arrancara. Nos hicimos unas fotos muy graciosas que se me ocurrieron con tanto verde.




Por las paredes rocosas que enmarcaban la playa crecían begonias, helechos y otras muchas especies, ya que por sus paredes caía agua dulce.





Esta playa nos encantó, estábamos solos y la disfrutamos paseando, investigando y bañándonos hasta la hora de comer. Yo hice incluso una sesión de Yoga.





De regreso para comer fotografiamos algunos de los muchos insectos y otros invertebrados que veíamos por el camino.


Las aguas que rodean la isla deben ser muy ricas en peces porque nos cruzamos con unos jóvenes que venían de pescar y  traían un montón de capturas cada uno.











Nos tomamos una cerveza nacional helada al llegar. Comimos para variar pescado, arroz y plátano frito.

Echamos una pequeña siesta reparadora y salimos después hasta llegar a playa Piscina a un par de kilómetros donde vimos un tropical atardecer y disfrutamos de la variedad de plantas y pájaros que encontrábamos por el camino. Regresamos casi al anochecer con la puntual compañía de murciélagos frugívoros. Cenamos de nuevo queso y fruta y ya acabamos de nuestras reservas alimenticias.


Recogimos todo ya que a la mañana siguiente regresábamos a la capital.









sábado, 12 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe -3

 Sao Tomé y Principe -3 

Lunes 6 de junio de 2022





Comenzar el día con un desayuno frente al mar bajo los cocoteros es todo un lujo.



Hoy tocaba visitar la isla de Rolas. Tal como habíamos acordado vinieron a recogernos a las nueve pero pretendía que fuéramos en nuestro coche al embarcadero y Miguel no estaba dispuesto a coger el coche mientras estuviéramos allí, por lo que nos tocó ir andando y sudar los 3,5 kilómetros hasta el embarcadero de Portoalegre con el consiguiente enfado del intermediario. Hicimos una parada en un colegio donde los niños entraban y salían a su aire al igual que los cerdos. Siempre que veíamos un colegio estaban de recreo. Al llegar al embarcadero el guía desapareció. Antes nos dijo que probáramos el vino de palma un mejungue que vendían en unas garrafas de plástico mugrientas y en vasos de dudosa higiene.








Nos avisaron que subiéramos a una barca con dos jóvenes catalanes de Girona, la isla está cerca y se llega en unos diez minutos.




Las vistas al acercarnos a la isla eran fabulosas, más vegetación y más verde imposible. Al llegar se nos autoasignó un guía de la isla que nos sentó en un tronco y nos lavó los pies con sus manos y una botella de agua ya que al bajarse de la barca descalzos se llenaban de arena y teníamos que ponernos los deportivos para andar.

Este guía nos llevaría a hacer el recorrido por toda la isla, resultó ser un chico agradable y con buena conversación por lo que nos entendimos muy bien.

Todos los habitantes de la pequeña isla viven del turismo. Pasamos por la pequeña aldea donde viven que estaba más cuidada y con más nivel que otras que habíamos visto. Vimos algunos puestos de artesanía. La isla tiene una población fija de menos de 100 habitantes y es llamada también la isla de las tórtolas. Tiene un faro y un resort turístico que estaba cerrado.

Al salir de la aldea iniciamos una vereda donde vimos un enorme mango y una casa manga de tamaños descomunales. Comenzamos la subida al lugar por donde supuestamente pasa la línea ecuatorial donde hay unas vistas impresionantes. Hacía un calor infernal. Nos hicimos las fotos de rigor, puedes tener un pie en el hemisferio norte y otro en el hemisferio sur. Comenzamos la bajada enseguida y por el camino encontramos una Cecilia de Sao Tomé(Schistometopum thomense) un reptil de aspecto de lombriz gigante.




Luego pretendía que visitáramos un “jardín botánico” donde tenían una representación de los cultivos que se ven por toda la isla: café, cacao, platanera… y cobrarnos cinco euros. Los catalanes contestaron “non preciso” y seguimos el camino, nos dieron a comer un coco con su agua para refrescarnos. La isla esta repleta de cocoteros y todo el suelo está lleno de cáscaras de cocos que impiden el crecimiento de sotobosque y son un peligro potencial de incendios.

Estuvimos en la playa Batería donde no nos bañamos porque había mucho oleaje





A continuación nos llevó a ver un bufadero que llamaban el volcán porque cuando la presión de las mareas en las oquedades produce un rugido y expulsa agua en forma de vapor.

Por último, fuimos a playa café donde comimos, lo de siempre, y pudimos bañarnos y hacer snorkel  . El guía comió con nosotros y charlamos de todo un poco. Nos confesó que durante la pandemia al ser una isla turística pasaron hambre. El agua estaba perfecta de temperatura y transparencia. El pescado delicioso, pero cansa comer solo pescado.Le dimos una buena propina a nuestro guía.

En la isla crecían enormes árboles “oka” de grandes troncos con los que se construían embarcaciones ahuecando su tronco.





Regresamos sobre las tres y al llegar al embarcadero Juari no estaba y el barquero nos pidió 25 euros en vez de 20 que era lo acordado nos negamos y le dimos 20. Al poco tiempo llegó y nos dijo que para volver podíamos ir andando o coger mototaxi. Yo soy un mal paquete y más por ese tipo de caminos llenos de piedras y baches, como hacía calor y cogimos dos motos. Del rizoma de heliconia pura tomadura de pelo.








El chico me decía que me pegara, pero un fuerte olor acre y maloliente me echaba de nuevo para atrás por lo que el regreso se hizo eterno. Miguel para colmo se quemó una pierna al bajarse con el tubo de escape.

Nos tomamos unas cervezas bien frías acompañadas de cacahuetes fritos ,de nuestra despensa particular que compartimos con una pareja de checos que tomaban vino hambrientos haciendo tiempo para la cena.

Fuimos a dar un pequeño paseo y luego a ver el atardecer frente al mar.

Nos negamos a comer más pescado con arroz y gastamos queso que nos quedaba y pan que nos sobró del desayuno, así como algo de fruta que habíamos comprado.

Ducha,diario aquí no había ni tele y a descansar. Nos propusimos al día siguiente no hacer muchos planes y tomarnos el día con calma y descubrir los alrededores.