lunes, 21 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe- 12 y último

 Sao Tomé y Principe- 12 y último


Miércoles  15 de junio de 2022

Hoy era el penúltimo día de estancia en la isla y nos lo tomamos con calma ,tras un rico desayuno en la Roca de Sao Joao Dos Angulares con magníficas vistas, nos dispusimos a pasear por los caminos que nos quedaban por recorrer de la misma Roca, que era inmensa.







Como había llovido los días anteriores estaba todo mojado y aun más verde que de costumbre . Había helechos turgentes por todas partes en los bordes de los caminos, sobre las rocas, los muros ,los árboles…









Daba gusto pasear por esos caminos salvajes escuchando el canto de los pájaros y el revoloteo de los insectos. Crecían por los bordes del camino caladium , dieffenbachias y otras aráceas.









Esta isla es tan maravillosa que no hace falta hacer muchos planes al menos para los que nos gusta la Naturaleza se trata solo de pasear y observar y descubres maravillas por todas partes.

La lluvia torrencial había arrastrado cientos de conchas de caracoles gigantes africanos (archachatina marginata) que miden más de 10 cm .Cogí algunas cochas para mi colección.



La actividad principal del día era el menú de degustación que disfrutamos por 25 euros. Es todo un ceremonial. Al llegar uno de los empleados nos llevó a enseñarnos los productos cultivados en la misma Roca que se utilizaban para confeccionar el menú. Luego nos llevo a un mostrador donde nos dieron un grano de café crudo, chocolate y un grano de pimienta, al masticarlo junto se forman una mezcla de sabores en el paladar únicos. Luego un vino de Portugal y luego pasamos a la mesa donde nos esperaba  el degustar seis entradas, un plato principal y dos postres.







Cada plato era explicado con detalle, especificando sus ingredientes antes de ser servido.

Pongo algún ejemplo para imaginar la combinación de ingredientes que hacían de cada plato una sorpresa para el paladar. Ceviche de pescado con limón, mango y maracuyá con plátano a la plancha. Ensalada de coco, atún y aguacate…




La comida me sorprendió y aunque soy mas de comida tradicional que de diseño, he de reconocer que probé sabores que no habría imaginado.

Por la tarde seguimos paseando y viendo con detenimientos los jardines y alrededores. Por la tarde bajamos de nuevo al pueblo.















Nos daba cierta ” saudade “, dejar esta isla que te remueve tantas cosas y que te llena de sensaciones . África no te deja indiferente, no dejé de preguntarme todo el viaje que sería de toda esa sufrida gente con los tiempos que corren con crisis a nivel mundial. En que trabajarían todos esos niños y jóvenes que veíamos por todas partes. Cada lugar que visitas se queda con algo de ti y tu te llevas algo también .















El día siguiente era el de regreso y nos hicimos gran cosa, paramos al regresar en la Roca de Água Izé con un hospital abandonado y mucha gente viviendo en las antiguas casas de la Hacienda. 













Comimos en Papa Figo y pasemos un poco por la ciudad .




Fuimos con tiempo a aeropuerto para devolver el coche .No había sala de espera y estaba cerrado el aeropuerto hasta poco antes del vuelo,  así que nos vimos sentados en el suelo ,con las maletas sobre la tierra ,en una carretera que no estaba asfaltada y que cada vez que pasaba un coche o una moto levantaba una polvareda. Nos rodeaban un montón de perros que en un país donde no son muy bien tratados, curiosamente se siente seguros con los extranjeros. No podíamos olvidar hasta el último momento que estábamos en África.





domingo, 20 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe -11

 Sao Tomé y Principe -11

Martes 14 de junio de 2022

Hoy tocaba cambio de localidad. Es algo que me gusta en los viajes ya que convierte el gran viaje en muchos miniviajes y aunque resulta un rollo recoger todo y cargar bártulos. Llegar a sitios nuevos ir descubriendo su entorno, sus particularidades… ilusiona y además no te lo juegas a una sola carta.






En teoría el cheking no se hacía hasta las dos. Así que desayunamos tranquilos, yo seguía teniendo 38 de fiebre y apenas tenía apetito. Me tomé un paracetamol y partimos de nuevo rumbo al sur. Fuimos haciendo algunas paradas en la boca del infierno y en playa Macondo.






Llegamos a la Roca de San Joao dos Angulares pronto, pero nos dieron habitación enseguida. Tuvimos suerte y nos dieron una que hacía esquina y tenía más espacio y un gran baño con flores 

naturales, un sillón y una mesa camilla. La atmósfera era colonial con detalles de otra época.Esta Roca esta regentada por João Carlos Silva un prestigioso chez que es famoso en Portugal y que

en esta finca apuesta por los productos naturales para mostrar la extraordinaria biodiversidad del archipiélago que quisiera dar a conocer. La mayoría de los productos utilizados en sus menús son producidos en la propia finca.



La Roça São João es una antigua plantación colonial con mucho encanto, que Silva ha transformado en "lugar de cultura", todo un giro frente a la dolorosa historia de la esclavitud en Santo Tomé y Príncipe. El 'chef', que considera la cocina como "un arte efímero", expone allí algunas de sus esculturas y pinturas.




Como el menú de degustación hay que encargarlo con antelación ese día tuvimos que tomar un plato único que dejaba mucho que desear. Encargamos el menú de degustación para el día siguiente.



Fuimos antes de comer a dar un paseo por el pueblo que hay bajando la cuesta. Era hora punta y había mucha vida en la calle y en los colegios. Este pueblo se veía con un poco más de nivel que otros que habíamos visto.


Queríamos llegar hasta la línea de costa y nos adentramos en una zona de suburbios con infraviviendas y animales por todas partes, cerdos ,cabras ,gallinas … Cuando íbamos a desistir una joven que lavaba en un pilón dejó su tarea y nos preguntó si buscábamos la playa y al confirmarlo nos llevó hasta una bajada que entre basuras y escombros llevaba a la playa. Hicimos algunas fotos y decidimos no bajar. Regresamos a la Roca.






Los caminos y jardines de la Roca son espectaculares además la finca es muy extensa. Frente al edificio principal hay una casa que es del médico y de ambos lados de la misma parten unos caminos que es un placer para los sentidos recorrerlos. Están repletos de caladiums, helechos, palmeras ,diefenbachias, taros, flores de porcelana, cafetales y árboles autóctonos.

Se escuchaban muchas aves. En el camino de la derecha  circulaba mucha agua de la lluvia torrencial del día anterior y se formaban pequeñas cascadas en los desniveles.







La comida fue un desastre nos dijeron que era a la una, fue mucho más tarde y consistió en un plato único escaso consistente en arroz y un poco de guiso parecido a los callos.

Dormimos una agradable siesta. A esta altura del viaje estábamos ya muy cansados.







Nos dimos un largo paseo por el camino de la izquierda.



Entre los jardines hay un enorme palomar y un gallinero donde además de gallinas hay patos. Al otro lado un museo de arte moderno con obras del mismo chez. Entre los árboles y plantas de jardín hay así mismo algunas esculturas con materiales reciclados.






Buscamos en internet y decidimos ir a cenar a un lugar que había a la salida del pueblo que tenía buena crítica llamado Mionga . Nos dio coraje llegar cuando oscurecía porque era un lugar con mucho encanto buenas vistas y un jardín tropical muy cuidado.

Tenía un mirador de madera desde donde se veía la playa y la desembocadura de un río.

En este país comer es complicado queríamos cenar algo pero al no tener carta ni precios y ser los únicos comensales, no teníamos ninguna referencia por lo que pides de cenar y te traen lo que les parece y te cobran lo que les da la gana. Queríamos cenar algo, pero no tanto. Nos trajeron sopa de mandioca, pescado con arroz, banana, yuca, y de postre algo delicioso ,mango verde laminado con almíbar de lima. Mucha de la comida ni la probamos. Nos costó 13 euros.