Este mes de mayo pasado hicimos un viaje largo a Malasia y Singapur y decidimos hacer escala de 5 días en Estambul . En esta entrada hablo de esa escala.
Primer día
Los últimos vuelos que habíamos hecho eran con compañías de
bajo coste, entre ellos a Sao Tome donde no te ofrecían casi nada y lo que te
ofrecía era incomible. Este vuelo con la turkist nos resultó muy cómodo y la
comida,cosa muy extraña estaba rica. Carne con verduras y mus de fresa.
El vuelo duraba unas cuatro horas. Al llegar vimos que el
aeropuerto era inmenso,este aeropuerto ha sido diseñado como el mayor del
mundo, con una capacidad de hasta 150 millones de pasajeros al año,
ampliables en el futuro hasta los 200 millones.
Los controles al llegar fueron lentos pero en poco tiempo y
siguiendo las indicaciones que nos habían enviado booking en poco tiempo
estábamos en una furgoneta tuneada como limousine solo para nosotros que nos
llevó por 20 euros al hotel ,el hotel nos cobraba 50 euros.
El aeropuerto está a una hora del centro y nos dejó en
nuestro hotel que era muy básico ,pero
muy bien ubicado en el cuerno de oro ,cerca de la mezquita nueva y del puente
de Gálata. Eso es algo que valoramos mucho últimamente.
Nada más acomodarnos salimos a tener un primer contacto con
la ciudad, aunque era ya de noche. Comprobamos la buena ubicación ,a poco
metros de una entrada de metro y parada de bus, con muchos restaurantes,
confiterías y todo tipo de comercio y cerca de todos los lugares más
emblemáticos de esta zona de la enorme ciudad. Enseguida descubrimos que esta
urbe es como un enorme bazar donde coexisten tiendas modernas y sofisticadas
con comercios anacrónicos y de los de toda la vida.
Hay gatos y perros callejeros por todas partes, pero se ven
bien cuidados y alimentados y sin enfermedades, luego investigué y el
ayuntamiento los controla. Como contrapunto a todos esos edificios lujosos y
bien iluminados, había mucha gente pidiendo y cogiendo comida de las basuras de
los restaurantes.
Probamos unos pasteles que estaban deliciosos. La afición a
la repostería se ve reflejada en la cantidad de confiterías y lo espectacular
de sus escaparates.
Segundo
día de viaje viernes cinco de mayo de 2023
En Estambul hay una hora más que
en España y a las siete hora turca que serían las seis en España me desperté y
fui a dar mi paseo matutino antes de desayunar y ver despertar la ciudad, algo
que suelo hacer siempre que puedo. Los comercios estaban aún cerrados y un gran
flujo de trabajadores/as se dirigían a sus lugares de trabajo. Se veían muchos
gatos y muchas palomas sobre todo en la plaza de la mezquita nueva. Hacía frío
y estaba nublado. Me pasé por el mercado de plantas y flores que hay junto al
mercado de las especias y descubrí que también había tiendas de animales y
además de los peces,pájaros,hamters,conejos…también vendían enormes
sanguijuelas .
Antes de las ocho regresé al
hotel, desperté a Miguel y bajamos a desayunar, El desayuno era tipo bufé.
Tenían un poco de todo y un guiso de tomates, huevos y especias que me gustaba
mucho. Me encanta probar cosas nuevas en todos los países que voy. También un
queso hilachudo típico de allí.
Salimos a descubrir lo más
emblemático de la ciudad con nuestro Google más.Habiamos comprado una esim
virtual por internet de holafly que se activaba al llegar y nos permitía tener
internet ilimitado sin llamadas ,pero si por wasap.
Llegamos al hipódromo de
Constantinopla donde vimos el obelisco de Teodosio y la columna serpentina.
Pasamos por unas casas multicolores de madera camino de la mezquita Azul y
santa Sofía. Las vimos por fuera ya que estaban en reformas.
Pasamos por el palacio de
Topkapi. Nos tomamos un café frente a las cisternas de la Basílica en una
cafetería que nos encanta y que frecuentábamos cada vez que teníamos ocasión.
Nos encantaba el ambiente tranquilo y el café.
Visitamos las cisternas
aprovechando que no había mucha cola para entrar y nos encantó. Costaba 300
liras cada uno, realmente merece la pena visitarlas. Son muy plásticas con
tanta diversidad de columnas emergiendo del agua y acertadamente iluminadas.
A continuación, bajando la calle
llegamos al parque Gülhane donde descansamos un rato viendo sus parterres de
tulipanes,narcisos y muscaris . Muchos cuervos,estorninos ,mirlos y otros
pájaros picoteaban en el césped.
Visitamos de nuevo el mercado de
flores,plantas y animales del mercado de las Especias. El las tiendas de
acuario tenían carassius japoneses muy bonito y vendían monjitas y cebritas
transgénicos por 50 céntimos.
Entramos después en el mercado de
las especias y sus calles adyacentes. Todo muy colorido y sorprendentemente sin
agobios de intentar venderte cosas como era de esperar.
Comimos en una calle cercana al
hotel donde había muchos restaurantes de comida turca. Comimos sopa de lentejas
(sorbo),crema de yogur y pepino(cacik),bola de carne a la plancha(iznara
Kótte)y special veal shish kebab con pan pita. El restaurante estaba frente a
una pequeña mezquita,de las tres mil que tiene esta urbe .En mitad de la comida
fuimos testigo del rezo .La comida muy rica.
Fuimos un rato al hotel a
descansar y retomamos en menos de una hora ,esa ciudad tenía mucho que
ofrecernos.
Decidimos visitar el barrio de Ortakoy,
es un barrio bohemio situado en el distrito de Besiktas, al lado del primer
puente colgante del Bósforo, en la orilla europea. Decisimos ir en ferry y así
navegar por el Bósfor. Tuvimos problemas para conseguir la tarjeta Istambulcard
ya que en el metro no funcionaban las máquinas expendedoras. Al llegar al
embarcadero vimos que una señora compraba la tarjeta en un kiosko y allí la
compramos. Embarcamos en el ferry que aunque llevaba mucha gente no iba repleto
y era muy agradable ver ambas orillas con sus hermosos edificios y barrios.
Había mucho tráfico de embarcaciones de todo tipo.
Pasado el cuerno de oro se observaban
edificios históricos y mucha vegetación en ambas orillas. Llegamos al
embarcadero junto a la mezquita de Ortakoy, barroca construida durante el siglo
XVIII, que emerge desde la misma orilla del mar fundiéndose con el puente en lo
más alto.
Observamos que la gente bajaba en
las paradas previas, pero nadie subía y nos extrañó.
Había una plaza con mucho
ambiente donde la gente tomaba té y café. Descubrimos que aunque te sientes en
un banco público o en el borde del embarcadero enseguida viene un camarero a
ofrecerte bebidas que te trae y te cobra en ese mismo sitio . Descubrimos
muchos puestos de artesanía , tiendas de souvenirs ,restaurantes y cafeterías.
Lo que más nos llamó la atención fue una calle donde había varias decenas de
puestos de papas asadas con coloridas salsas y aderezos como las que venden en
Málaga . Luego nos informamos que es tradición ir a comer papas asadas los
fines de semana a este barrio por eso la cantidad de puestos uno junto al otro.
Compramos unas cosillas que nos
faltaban en un super y tomamos un café en una de las cafeterías. Cogimos el
ferry y de nuevo observamos que se subía gente pero nadie se bajaba ,algo no
nos cuadraba ,hasta que logramos enterarnos que por la tarde los ferrys van en
una sola dirección y no regresan al cuerno de oro. Menos mal que localizamos a
un señor que sabía algo de inglés y nos explicó lo que teníamos que hacer para
regresar, bajarnos en el lado asiático coger un bus 15 ,bajarnos en una plaza Mármara y coger el
metro que pasaba por debajo del Bósforo y regresar a nuestra zona de partida y
eso hicimos. En ningún momento nos agobiamos porque siempre quedaba la opción
de coger un taxi. Luego nos dimos un largo paseo por la zona del puente de la
mezquita nueva y el mercado de las especias haciendo tiempo para cenar.
Cenamos un durum kevat lo pedimos
pequeño y nos lo trajeron enormes y regresamos al hotel a descansar y preparar
el día siguiente.
Un precioso reportaje. Me alegra que te encuentres bien. Besos.
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