sábado, 19 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe-10

 Sao Tomé y Principe-10

Lunes 13 de junio de 2022

Como el desayuno no era hasta las ocho y yo a las cinco ya estaba despierto, me dediqué a investigar el entorno cercano. Resultó ser la zona menos atractiva de las que estuvimos alojados hasta ahora. De entrada, todo estaba vallado y tuve que atravesar una de ellas para poder acceder a la playa más cercana. Era rocosa y como todas las playas a las que no tiene acceso la gente estaba llena de basura y restos vegetales. Vi algunos nidos de tejedores colgados de acacias. También disfruté viendo machos de viuda (Vidua macroura) marcando su territorio elevándose en vertical por el aire.


Regresé un tanto decepcionado a la hora de desayunar. El desayuno era correcto pero las cantidades y la calidad de los productos dejaba mucho que desear. El zumo natural de fruta no se sabía de que fruta era y tenía más hielo y agua que fruta. Había fruta fresca, tostadas con jamón dulce, mermelada, mantequilla, café y tortilla.

El día de hoy lo queríamos dedicar a visitar el Parque Natural de Obo. Cogimos la carretera que va hacia el interior de la isla que pasa por Trindade. El coche de alquiler que era una tartana hacia todo tipo de ruidos paramos porque todo era cuesta arriba y pensamos que se recalentaría, pero no aunque siguió haciendo todo tipo de ruidos.

La carretera era aceptable hasta el tramo final donde jamás tirarías con tu coche.

Llegamos al Jardín Botánico do Bon Sucesso que era pequeño y con colecciones que eran las mismas plantas se ven por toda la isla. No había nada que me llamara especialmente la atención.






Enseguida se acercó un empleado que nos comentó los precios. La subida al Lagoa Amelia era de 20 euros por persona y la visita al jardín 4 euros por persona. Éramos los únicos que estábamos allí, así que le dimos la conformidad para que hiciéramos la subida. Cerró el local sin dejar ningún tipo de aviso por si llegaba alguien más. Partimos hacia el lago, calculando hora y media de ida y hora y media de vuelta.

La primera parte del sendero era atravesando campos de cultivo donde se cultivaban plataneras,mandioca,yuca,leguminosas…y zonas con vegetación alóctona sobre todo iresines,margaritas arbóreas,ruelias,conmelinas,frambuesas…







Todo el camino estaba embarrado y pedregoso. Pasada la zona de cultivos nos adentramos en el Parque Natural Obo propiamente dicho y la vegetación comenzó a cambiar,al principio los ejemplares arbóreos eran pequeños pero progresivamente fuimos descubriendo enormes especímenes cubiertos de líquenes, musgos y epifitas










Tomas el guía no me aportó nada nuevo ni con respeto a animales ni a plantas se limitaba a mostrarnos el camino. Las especies autóctonas las descubría Miguel y el corroboraba que eran autóctonas, pero desconocía sus nombres. Vimos algunas orquídeas. El camino, aunque con solo 300 metros de desnivel cada vez era más empinado y duro por el calor húmedo a pesar de estar nublado. Por fin tras una bajada donde cada vez se veían más begonias gigantes( begonia baccata) llegamos la cráter del Lago Amelia.

Es un antigua cráter cubierto de vegetación pantanosa sobre tierras movedizas de unos 17 metros de profundidad donde al andar se mueve el suelo y te hundes una sensación un tanto extraña. El tiempo estaba brumoso y todo el cráter estaba rodeado de árboles cubiertos de líquenes, helechos arborescentes, y begonias gigantes. Se escuchaba el canto de muchas aves. Resultaba una atmósfera única.











Comenzamos la bajada de regreso y notamos como se empezó a nublar de repente .Nos cruzamos con una  pareja de portugueses mayores que al llegar  al centro de interpretación y no ver a nadie habían hecho la subida por su cuenta ,el guía se enfadó mucho con ellos y les dijo que se pasaran a su regreso ,supongo que para cobrarles algo.

Terminando la zona de bosque y comenzando a entrar en la zona de cultivos Tomás dijo que iba a llover y comenzó a llover al principio de manera sutil y al poco tiempo torrencialmente. Entendimos porque las carreteras y los caminos estaban tan deteriorados. El sendero se convirtió en pocos minutos en una acequia donde era difícil caminar por el barro y la cantidad de agua que arrastraba acompañada de maleza y piedras. Íbamos evitando los resbalones con el palo que nos dieron al comenzar el ascenso. Estábamos totalmente empapados y nos resbalábamos continuamente y en uno de ellos me caí de culo. El guía nos cortó unas hojas de platanera para que nos sirvieran de paraguas, pero eran totalmente inútiles con la que caía eso si quedaba muy pintoresco. No pude hacer ni una foto porqué llegamos a sentir miedo de ser arrastrados por la corriente y nos faltaban manos para agarrarnos a todas partes.

La vuelta se hizo interminable y llegamos calados hasta los huesos. Anulamos la visita al jardín Botánico. El guía no nos aportó nada y pasaba de nosotros ,solo le interesaba de nosotros los 40 euros. Muy descontentos acabamos.

Yo pensaba en los ancianos portugueses que habría sido de ellos y se lo dije  al guía que pasó tres kilos de ellos.

La ropa se podía estrujar era una hora en la que comíamos por el camino en Trindade o no comíamos. Así que decidimos parar a comer mojados. Comimos en un sitio donde comía gente local lo de siempre pescado con arroz y plátano y gallina de cuecen antes de freír para que no este tan dura. Regresamos lo antes que pudimos pero comer mojado me pasó factura y al llegar tenía muy mal cuerpo y me dio fiebre esa noche. A partir de ese día me sentí dolorido y muy cansado. Menos mal que ya quedaba la última etapa del viaje que era más relajada en la Roca de San Joao Dos Angulares.

 







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