viernes, 11 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe -2

 

Domingo 5 de junio de 2022

Hoy dejamos el Residencial Agua Leve para ir a Domus Playa Jalé en el Sur de la isla.

Antes de partir me di mi paseo matutino de rigor y se notaba que era domingo. Todo el mundo iba muy limpito y arregladito a misa.  Me alegró comprobar que hay también hombres que hacen las tareas femeninas, al menos los domingos. Muchos hombres recogían agua en las fuentes y llevaban cargas en la cabeza. Me acerqué a un arroyo donde crecían plantas acuáticas(pistias) detrás de un muro para pasar desapercibido un niño de unos 12 años lavaba su ropa en el arroyo.

Desayunamos en el patio escuchando como discutían entre ellas las dos encargadas de la cocina. Nada más ponernos en carretera lo primero que hicimos fue poner gasolina, en la isla hay pocas gasolineras ,pero en el sur muchas menos. Las carreteras son el centro neurálgico de la isla y a todas horas se convierten en un flujo constantes de personas y animales. No es de extrañar ya que es la única zona despejada de vegetación y allí se reúnen, venden, juegan, bailan incluso tienden ropa. Esto hace que conducir suponga una tensión continua porque en cualquier momento puedes cruzarte con alguien imprevisto.

No teníamos prisa por lo que íbamos parando en todos los sitios que nos gustaban y que era posible. Curiosamente pararas donde pararas a los pocos minutos aparecía alguien que interactuaba contigo te preguntaba y te ofrecía. Agobia un poco no poder disfrutar con tranquilidad de ningún rincón.




Al principio la carretera era aceptable luego se complicó hasta límites insospechados. Sobre todo el tramo final.

Siempre que podíamos parábamos en arroyos y ríos donde la vegetación era más exuberante y donde las mujeres lavaban y cantaban en un entorno idílico.




Muchas plantas tropicales ornamentales se han asilvestrado en la isla convirtiéndose en invasoras y formando grandes grupos, así pude observar diefenbachias ,crotones, potos, syngoniums, alpinias… Vimos también mariposas y pájaros multicolores así como muchas libélulas.






Una de las paradas la hicimos en un edificio colonial en ruinas y aparecieron unas niñas muy simpáticas que nos preguntaron que queríamos y al ver que hacíamos fotos a unas espectaculares heliconias comenzaron a cortar flores para dárnoslas. Nos pedían de todo, dulces, colonia, dinero… También se acercó un joven que nos ofreció llevarnos a la isla de Rolas por diez euros al día siguiente, como pensábamos ir nos pareció un buen precio y quedó en recogernos a las 9 al día siguiente en playa Jalé. Le preguntamos donde podríamos conseguir un rizoma de heliconia y quedó en llevarnos uno al día siguiente.




El tramo final hasta nuestro destino fue insufrible desde que se empezaba a ver El pico Cao Grande en firme eran piedras ,baches ,rampas… Se hizo duro. Nos cruzamos con un señor que llevaba un enorme tiburón en la parte de atrás de su moto.















Una vez más me dolía comprobar que en todo el planeta la mujer es la que más trabaja y menos se le reconoce, da igual el país que visites, pero aquí es demasiado obvio. África es dura y eso que Sao Tomé es el lado amable del continente. No ves mucho futuro en su gente y su calidad de vida deja mucho que desear.

Al llegar hablamos un buen rato con el dueño y nos gustó el emplazamiento, aunque era una playa muy abierta, kilométrica y salvaje con oleaje, de hecho es donde a partir del otoño van cientos de tortugas a hacer sus puestas. No había opciones de comer tan solo en el establecimiento de al lado que evidentemente es donde fuimos a hacer las comidas. Encargamos para comer ese día por diez euros. Eso si siempre era la misma comida pescado fresco, arroz y plátano o yuca frita en aceite de palma. De postre papaya y piña. Ni un café ni un aperitivo tan solo bebidas frescas podías encontrar entre horas.

La cabaña palafítica era agradable a la vez que básica sin aire acondicionado ni ventilador, de hecho se iba la luz continuamente. Era un sitio perfecto para desconectar y en pleno contacto con la naturaleza. Cerca había manglares y curiosamente no encontramos mosquitos.

Tras el almuerzo echamos una pequeña siesta y fuimos a descubrir la playa y sus alrededores. Un sitio realmente paradisiaco. Antes de cenar y que oscureciera dimos un largo paseo siguiendo un camino hacia el interior. Había cultivos de yuca, plátano, taro…También palma de aceite y vegetación autóctona sobre todo helechos enormes. Resultaba todo lujurioso. Al oscurecer comenzaron a salir y revolotear sobre nuestras cabezas murciélagos frugívoros de gran tamaño.


2 comentarios:

  1. Otro capítulo muy interesante, voy a por el siguiente. Besos.

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    1. Si,esto va por entregas ,como en las novelas,besos

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