Domingo
5 de junio de 2022
Hoy dejamos el Residencial Agua
Leve para ir a Domus Playa Jalé en el Sur de la isla.
Antes de partir me di mi paseo
matutino de rigor y se notaba que era domingo. Todo el mundo iba muy limpito y
arregladito a misa. Me alegró comprobar que
hay también hombres que hacen las tareas femeninas, al menos los domingos.
Muchos hombres recogían agua en las fuentes y llevaban cargas en la cabeza. Me
acerqué a un arroyo donde crecían plantas acuáticas(pistias) detrás de un muro
para pasar desapercibido un niño de unos 12 años lavaba su ropa en el arroyo.
Desayunamos en el patio escuchando
como discutían entre ellas las dos encargadas de la cocina. Nada más ponernos
en carretera lo primero que hicimos fue poner gasolina, en la isla hay pocas
gasolineras ,pero en el sur muchas menos. Las carreteras son el centro
neurálgico de la isla y a todas horas se convierten en un flujo constantes de
personas y animales. No es de extrañar ya que es la única zona despejada de
vegetación y allí se reúnen, venden, juegan, bailan incluso tienden ropa. Esto
hace que conducir suponga una tensión continua porque en cualquier momento
puedes cruzarte con alguien imprevisto.
No teníamos prisa por lo que
íbamos parando en todos los sitios que nos gustaban y que era posible.
Curiosamente pararas donde pararas a los pocos minutos aparecía alguien que
interactuaba contigo te preguntaba y te ofrecía. Agobia un poco no poder disfrutar
con tranquilidad de ningún rincón.
Al principio la carretera era
aceptable luego se complicó hasta límites insospechados. Sobre todo el tramo
final.
Siempre que podíamos parábamos en
arroyos y ríos donde la vegetación era más exuberante y donde las mujeres
lavaban y cantaban en un entorno idílico.
Muchas plantas tropicales
ornamentales se han asilvestrado en la isla convirtiéndose en invasoras y
formando grandes grupos, así pude observar diefenbachias ,crotones, potos,
syngoniums, alpinias… Vimos también mariposas y pájaros multicolores así como
muchas libélulas.
Una de las paradas la hicimos en
un edificio colonial en ruinas y aparecieron unas niñas muy simpáticas que nos
preguntaron que queríamos y al ver que hacíamos fotos a unas espectaculares heliconias
comenzaron a cortar flores para dárnoslas. Nos pedían de todo, dulces, colonia,
dinero… También se acercó un joven que nos ofreció llevarnos a la isla de Rolas
por diez euros al día siguiente, como pensábamos ir nos pareció un buen precio
y quedó en recogernos a las 9 al día siguiente en playa Jalé. Le preguntamos
donde podríamos conseguir un rizoma de heliconia y quedó en llevarnos uno al
día siguiente.
El tramo final hasta nuestro destino fue
insufrible desde que se empezaba a ver El pico Cao Grande en firme eran piedras
,baches ,rampas… Se hizo duro. Nos cruzamos con un señor que llevaba un enorme
tiburón en la parte de atrás de su moto.
Una vez más me dolía comprobar
que en todo el planeta la mujer es la que más trabaja y menos se le reconoce,
da igual el país que visites, pero aquí es demasiado obvio. África es dura y
eso que Sao Tomé es el lado amable del continente. No ves mucho futuro en su
gente y su calidad de vida deja mucho que desear.
Al llegar hablamos un buen rato
con el dueño y nos gustó el emplazamiento, aunque era una playa muy abierta,
kilométrica y salvaje con oleaje, de hecho es donde a partir del otoño van
cientos de tortugas a hacer sus puestas. No había opciones de comer tan solo en
el establecimiento de al lado que evidentemente es donde fuimos a hacer las comidas.
Encargamos para comer ese día por diez euros. Eso si siempre era la misma
comida pescado fresco, arroz y plátano o yuca frita en aceite de palma. De
postre papaya y piña. Ni un café ni un aperitivo tan solo bebidas frescas podías
encontrar entre horas.
La cabaña palafítica era
agradable a la vez que básica sin aire acondicionado ni ventilador, de hecho se
iba la luz continuamente. Era un sitio perfecto para desconectar y en pleno
contacto con la naturaleza. Cerca había manglares y curiosamente no encontramos
mosquitos.
Tras el almuerzo echamos una
pequeña siesta y fuimos a descubrir la playa y sus alrededores. Un sitio
realmente paradisiaco. Antes de cenar y que oscureciera dimos un largo paseo
siguiendo un camino hacia el interior. Había cultivos de yuca, plátano, taro…También
palma de aceite y vegetación autóctona sobre todo helechos enormes. Resultaba
todo lujurioso. Al oscurecer comenzaron a salir y revolotear sobre nuestras
cabezas murciélagos frugívoros de gran tamaño.
Otro capítulo muy interesante, voy a por el siguiente. Besos.
ResponderEliminarSi,esto va por entregas ,como en las novelas,besos
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