domingo, 13 de noviembre de 2022

Sao Tomé y Principe-4

 Sao Tomé y Principe-4

Martes 7 de junio de 2022

Como habíamos previsto nos tomaríamos el día en plan relajado y conocer el entorno cercano a nuestra cabaña y hacer fotos.

En mis paseos matutinos había descubierto un camino paralelo a la playa que atravesaba cultivos de palma de aceite que pintaba bien, así que después del desayuno frente al mar cogimos nuestros arreos de playa y cogimos este camino saliendo del aparcamiento a la izquierda y andando y andando llegamos a playa Vanha. Por el camino un todoterreno paró para preguntarnos donde íbamos y si necesitábamos algo. Luego nos enteramos de que es un ciudadano francés que lleva años viviendo en la isla y que ha montado un alojamiento alternativo donde fabrica productos alimenticios alternativos y ecológicos. También destila ginebra.





Cuanto te acercas a sus terrenos se ve gran cantidad de frutos y plantas ornamentales tropicales sobre todo heliconias.

Llegamos a la playa que tenía difícil acceso, había un intento de escalera de bajada sin acabar y el último tramo era complicado, pero mereció la pena. La playa estaba en una bahía tranquila de aguas cálidas y cristalinas con vegetación salvaje sin adulterar por el hombre, de hecho los almendros indios se adentraban en el mar, pudiendo estar bañándote a sus sombra y las hojas crecían desde la base de los árboles sin que nadie las comiera ni arrancara. Nos hicimos unas fotos muy graciosas que se me ocurrieron con tanto verde.




Por las paredes rocosas que enmarcaban la playa crecían begonias, helechos y otras muchas especies, ya que por sus paredes caía agua dulce.





Esta playa nos encantó, estábamos solos y la disfrutamos paseando, investigando y bañándonos hasta la hora de comer. Yo hice incluso una sesión de Yoga.





De regreso para comer fotografiamos algunos de los muchos insectos y otros invertebrados que veíamos por el camino.


Las aguas que rodean la isla deben ser muy ricas en peces porque nos cruzamos con unos jóvenes que venían de pescar y  traían un montón de capturas cada uno.











Nos tomamos una cerveza nacional helada al llegar. Comimos para variar pescado, arroz y plátano frito.

Echamos una pequeña siesta reparadora y salimos después hasta llegar a playa Piscina a un par de kilómetros donde vimos un tropical atardecer y disfrutamos de la variedad de plantas y pájaros que encontrábamos por el camino. Regresamos casi al anochecer con la puntual compañía de murciélagos frugívoros. Cenamos de nuevo queso y fruta y ya acabamos de nuestras reservas alimenticias.


Recogimos todo ya que a la mañana siguiente regresábamos a la capital.









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