Sao Tomé y Principe-4
Martes 7 de junio de 2022
Como habíamos previsto nos
tomaríamos el día en plan relajado y conocer el entorno cercano a nuestra
cabaña y hacer fotos.
En mis paseos matutinos había
descubierto un camino paralelo a la playa que atravesaba cultivos de palma de
aceite que pintaba bien, así que después del desayuno frente al mar cogimos
nuestros arreos de playa y cogimos este camino saliendo del aparcamiento a la
izquierda y andando y andando llegamos a playa Vanha. Por el camino un
todoterreno paró para preguntarnos donde íbamos y si necesitábamos algo. Luego
nos enteramos de que es un ciudadano francés que lleva años viviendo en la isla
y que ha montado un alojamiento alternativo donde fabrica productos
alimenticios alternativos y ecológicos. También destila ginebra.
Cuanto te acercas a sus terrenos
se ve gran cantidad de frutos y plantas ornamentales tropicales sobre todo
heliconias.
Llegamos a la playa que tenía
difícil acceso, había un intento de escalera de bajada sin acabar y el último
tramo era complicado, pero mereció la pena. La playa estaba en una bahía
tranquila de aguas cálidas y cristalinas con vegetación salvaje sin adulterar
por el hombre, de hecho los almendros indios se adentraban en el mar, pudiendo
estar bañándote a sus sombra y las hojas crecían desde la base de los árboles
sin que nadie las comiera ni arrancara. Nos hicimos unas fotos muy graciosas
que se me ocurrieron con tanto verde.
Por las paredes rocosas que
enmarcaban la playa crecían begonias, helechos y otras muchas especies, ya que
por sus paredes caía agua dulce.
Esta playa nos encantó, estábamos
solos y la disfrutamos paseando, investigando y bañándonos hasta la hora de
comer. Yo hice incluso una sesión de Yoga.
De regreso para comer
fotografiamos algunos de los muchos insectos y otros invertebrados que veíamos
por el camino.
Las aguas que rodean la isla
deben ser muy ricas en peces porque nos cruzamos con unos jóvenes que venían de
pescar y traían un montón de capturas
cada uno.
Nos tomamos una cerveza nacional helada
al llegar. Comimos para variar pescado, arroz y plátano frito.
Echamos una pequeña siesta
reparadora y salimos después hasta llegar a playa Piscina a un par de
kilómetros donde vimos un tropical atardecer y disfrutamos de la variedad de
plantas y pájaros que encontrábamos por el camino. Regresamos casi al anochecer
con la puntual compañía de murciélagos frugívoros. Cenamos de nuevo queso y
fruta y ya acabamos de nuestras reservas alimenticias.
Recogimos todo ya que a la mañana
siguiente regresábamos a la capital.
La playa se ve preciosa. Besos.
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